Los niños que consumen este tipo de comida no sólo tienen más posibilidades de desarrollar obesidad u otros problemas de salud, sino que también según un estudio de Clinical Pediatrics, tienen más problemas de aprendizaje con el consiguiente bajo rendimiento escolar.
En esta investigación, fruto de los resultados de los análisis de 8.500 exámenes de alumnos de entre 10 y 11 años que tomaban este tipo de alimentación habitualmente, se comprobó que al llegar a la edad de 13-14 años había un retraso en el aprendizaje.
- Los efectos más graves se observaron en menores que se alimentaban de esta forma a diario ya que obtenían puntuaciones de hasta 3 y 4 veces inferiores a las de aquellos alumnos que consumían fast food de manera esporádica.
- Los investigadores también analizaron otros factores al evaluar los resultados, tales como el nivel socioeconómico de los alumnos, la práctica de ejercicio físico de los participantes y el tiempo que pasaban viendo la televisión. Estos expertos comprobaron de forma alarmante que dos tercios de los alumnos admitían comer comida rápida y uno de cada cinco la había tomado al menos cuatro veces la semana antes.
Aunque el trabajo no puede probar de una manera categórica que el consumo de este tipo de comida sea la causa directa del descenso de la capacidad de aprendizaje sí sugiere una relación entre ambos hechos. También hay otros estudios que asocian las dietas ricas en azúcar y grasas con efectos negativos en los procesos de aprendizaje.
Se puede concluir que hay una gran probabilidad de que al aumentar la ingesta del fast food no se obtengan los nutrientes en cantidad suficiente para un funcionamiento óptimo del organismo.