- Comprar los alimentos locales y de estación para limitar los transportes y así la contaminación. Además, lógicamente estos productos son más frescos y por lo tanto más ricos en vitaminas y minerales a diferencia de los que viajan cientos y miles de kilómetros a veces, no sólo por la pérdida de sus nutrientes sino por los químicos que les echan para su conservación. Los alimentos locales generalmente son más baratos ya que no hay intermediarios. Si quieres convertirte en "locávoro", sólo tienes que seguir la lógica y estar atento a la información de las etiquetas.
- Comer pescado pero no las especies amenazadas. El 46% de las especies de pescado salvaje están amenazadas por la sobrepesca, como el atún rojo, el bacalao... ¿Cual es la solución? Comer pescado y crustáceos 2 veces por semana y escoger especies no amenazadas como las sardinas, las caballas, los arenques...Además por su alto contenido en omega 3 nos protegen de las enfermedades cardiovasculares. Tampoco es muy recomendable comer pescado de acuacultura por la comida artificial con la que son alimentados los peces, entre otras razones.
- Reducir el consumo de carne. A lo lardo de los últimos 15 años el consumo de carne mundial se ha duplicado pasando de 143 a 271 millones de toneladas. La consecuencia de esta demanda es un aumento en los gases invernadero de un 80% producidos por la agricultura. La mayor parte de la soja transgénica que se cultiva en el mundo va destinada a alimentar el ganado con la consecuente deforestación para su plantación; contaminación del suelo, gasto estelar de agua...sin mencionar los riesgos para la salud derivados de este tipo de soja, ya que si la vaca la ingiere tú también. Es conveniente comer menos carne, 3 veces por semana es suficiente y si es posible escoger mejor la carne blanca.
En tus manos está la decisión...
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