Desde hace un tiempo las ostras están ganando protagonismo como una nueva forma de tomar tapas con un vasito de vino blanco combinadas a veces con champiñones o aceitunas. Como dijo el poeta parisino Léon-Paul Fargue:"Me encantan las ostras porque tienes la impresión de besar el mar con tus labios" y es que aunque al principio es un poco difícil apreciar su textura y su intenso sabor, una vez que te acostumbras puede llegar a convertirse en un manjar adictivo ya que su precio desciende cada vez más.
Se ha comprobado científicamente que ya se comían en los tiempos prehistóricos en todas las culturas que vivían cerca del mar. Los Griegos las comían asadas, fritas, cocinadas con aceite o miel, perejil y menta. Los Romanos las devoraban con pan integral y los historiadores dicen que el emperador Vitelius podía llegar a devorar mil en una sola comida! qué barbaridad... En el siglo XVII en Francia la comida más distinguida era aquella que se basaba simplemente en las ostras. María Antonieta sentía una absoluta devoción por ellas y Voltaire recomendaba no menos de una docena al día.
Comer ostras es un ritual y los amantes de este molusco recomiendan comerlas crudas. Hoy en día están estrictamente controladas desde el punto de vista sanitario así que no deberíamos tener miedo de comerlas crudas ya que es una fuente enorme de vitamina B12 y un alimento rico en yodo que ayuda a procesar los hidratos de carbono, fortalecer el cabello, la piel y las uñas. También poseen mucho yodo,beneficioso para nuestro metabolismo, regulando nuestro nivel de energía y el correcto funcionamiento de las células.
Y si después de leer esto no te has convencido aún, ahí te dejo un vídeo de cómo abrirlas y conservarlas. Que el mar inunde tu paladar...
- Fuente: Prestige Magazine invierno 2015
- Foto:
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Ponte en contacto conmigo;